A pesar de la cursilería que desprenden algunas de sus secuencias, y todas sus canciones; a pesar de no ser nada prosélito del anime y preferir películas sin diálogos, como la encantadora La tortuga roja, Your Name atrapa; no desde el minuto uno, pero sí desde que te das cuenta de que los uniformes escolares y las mejillas sonrosadas no van a ser las protagonistas de todo el metraje.
Hay algo más. Hay un guión que se sustenta en una buena dirección que no hace excesos y una dirección respaldada por un guión de entramado complejo pero accesible. Una historia de adolescentes, de diferencias entre lo rural y lo urbano, de intercambio de sustancias y materias, de cuerpos celestes que orbitan alrededor del tiempo, de distancias y de vínculos.
Mitsuha es una estudiante de secundaria en un pueblo montañoso y tradicional de Japón. Taki es un joven que vive, estudia y trabaja en la ajetreada ciudad de Tokio. Ciertos días, y de repente, Mitsuha y Taki empiezan a intercambiar sus cuerpos (y vidas) durante pequeños periodos de tiempo. Al tomar conciencia del extraño suceso empiezan a dejarse mensajes escritos en su piel, en el móvil o en hojas de papel para “al despertar” intentar saber algo más el uno del otro. Así transcurre el tiempo hasta que deciden buscarse.
Your Name, escrita y dirigida por Makoto Shinkai, es la película de animación japonesa más vista de la historia. Dos datos objetivos que se suman a mi manejable subjetividad y neófita incursión en los filmes de dibujos japoneses para clausurar la crónica, igual que el visionado, con un: “pues ha estado bonita ¿verdad?”.
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