Una joven prometedora, además de un notable debut, es paradigma de la ponderación del salto entre géneros. Por un lado nos presenta la abusiva degeneración de la llamada cultura de la violación, de la extrema diferencia entre hombres y mujeres y del sistema sociopolítico en el que el macho y la heterosexualidad ejercen su poder absoluto. Por otro, tenemos la variación entre géneros puramente cinematográficos: la comedia negra, el cine de denuncia, el drama, el thriller, el videoclip, la comedia romántica más meliflua o el formato de venganza y redención se combinan de forma tan precisa que, aunque nos separen del discurso, no nos queda otra que esperar una nueva secuencia con interés.
Cassie es la joven prometedora del título. Una mujer brillante y con un esperanzador futuro que lo abandonó todo tras perder a su mejor amiga. Vivir en casa de sus padres, y verlos en el desayuno, junto con el tedioso trabajo en una cafetería son su día a día. Sin embargo, su noche a noche, es totalmente diferente. Cassie simula estar borracha para que sementales de boquilla se le acerquen y se la lleven a casa. Una presa mermada es una víctima fácil. O eso creen. Es su único motivo vital.
La actriz y directora neófita Emerald Fennell ha dejado claro que lo suyo es hacer ruido mediante la forma y el mensaje. Narración negra en tonos pasteles, banda sonora efectista con intervención de las reinas del pop, diálogos sugerentes, montaje fresco, referencias cinéfilas (atención a las alusiones a La noche del cazador) y giros de guion en busca del cierre que contenta, dejan claro el porqué de tanto debate y de su nominación a los Oscar. Me ha gustado Una joven prometedora. Hubiera puesto el the end unos minutos antes, pero me ha gustado. Y Carey Mulligan está estupenda en su nuevo papel.
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