Después de Stoker se rumoreaba que el director asiático preparaba su propia versión de Arcadia, de Costa-Gavras. Solamente de especular con la atmosfera que podía darle Park Chan-Wook a las cruentas andanzas de aquel parado, se me hacía la boca sangre. Pero al final no pudo ser. La aplicación coreana de la novela The Ax, de Donald Westlake, de donde surgió Arcadia, tendrá que esperar a que algún dichoso la financie (por favor). Lo que sí hizo el creador de Oldboy es adaptar otra novela anglosajona, Falsa Identidad, de la que solamente sabíamos nada. El resultado ha sido La doncella, una sensacional película que en mi shortlist anual está muy arriba, mucho.
La doncella es un filme de planificación enfermiza, dividida en tres puntos de vista narrativos, controlados constantemente por una deidad de ojos rasgados. Esta vez –algo de lo que carecía en parte su anterior obra–, no estamos ante un sensacional embalaje sino frente a una concepción formal ajustada en todo momento a una excelente adaptación que, me voy a mojar, debe superar a su germen.
Thriller erótico, drama romántico e, incluso, negra comedia de época se solidarizan para representar el designio de la joven Sookee, convencida por un estafador para ser la criada de una rica mujer japonesa que vive confinada en una mansión bajo la autoridad de su opresor tío. La polifonía de insanas intenciones de los personajes es expuesta por Park Chan-Wook con una agilidad controlada pasmosa que consigue que los 150 minutos de metraje se nos pasen en un periquete. El voyeur espectador unifica traiciones, pasión, amor y humor a través de un sutil y elegante hilo argumental que atrapa y transporta.
La mujer que se sujeta de la rama de un almendro, la sexualidad del descubrimiento y la duda en un lecho noble, los espejos y las sombras tan poco insólitos como bien sujetos a una historia, una lectora entre sátiros y una secuencia, repleta de contenido, sugestión y erotismo, donde la joven Sookee lima el colmillo de su señora, hacen que todo valga la pena. Porque el resto de La doncella (The handmaiden) está a su altura. Hay que verla.
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