Nadie sabe muy bien el género en el que se desenvuelve Tres anuncios en las afueras. Esa comicidad tan negra alrededor de una muerte violenta, siniestra e indigna o los dramas familiares y las conexiones costumbristas de una población en la que se conocen todos, llamada Ebbing, Missouri; encierran en su fondo un pasado de dramaturgo: el del director Martin McDonagh. Los personajes están definidos con bisturí y singularizados por su árbol genealógico, por su origen de encierro sureño y, claro, por circunstancias accidentales. La sugestión de esos conflictos contingentes son los que dan forma a los buenos guiones. En el filme que nos atañe, el brete se vertebra a raíz de la violación y asesinato de la hija de Mildred Hayes, quien por su dolor insoportable y sus ganas de compensación decide contratar tres vallas publicitarias con tres mensajes dedicados a la humanidad en general y a la policía de su pueblo en particular. Necesita saber porqué los agentes han dejado de investigar. Primera valla: “Violada mientras moría”. Segunda valla: “¿Aún ninguna detención?”. Tercera valla: “¿Cómo es posible, jefe Willoughby?”. Y esto son solo los primeros cinco minutos de la obra.
Es lógico que le encuentren trabas al guión por sus excesos, sus incongruencias o sus trampas, que bienvenidas sean. De lo que no pueden acusar al guión es de tener altibajos. Si tienes una idea como la de las vallas y, además, la plantas en la pantalla a los pocos segundos del filme, debes saber que la gente esperará un resultado satisfactorio y no uno lógico. Y ahí nada que decir. O sí: hueles a Oscar libreto.
Nota al segundo párrafo: sí, estoy escribiendo guión con acento cuando la R.A.E. ha dicho que ya nunca más debe llevarlo. Sin embargo, dejadme ser rebelde y romántico. Además, ellos no van a leerme. Espero.
Es Tres anuncios en las afueras (de Ebbing, Missouri) la mejor película en lo que va de año (19 días). También una de las mejores de los últimos meses. Los actores –destacando a Frances McDormand y a Sam Rockwell– están formidables. Y no sobra ninguna secuencia, digan lo que os digan. Hacedme caso. Unos dirán que es un thriller, otros que un drama; hay quien la enmarcará en la comedia o, incluso, en el western o en el cine de denuncia. Para mí es una película de amor. Una enorme película de amor. Pues es el amor el que mueve todos los hilos del filme. Fijaos.
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