No tenía muy claro si The Farewell era una película estadounidense rodada en china, una coproducción —que así es— o, al conocer su nominación como mejor película de habla no inglesa para los próximos Globos de Oro, se trataba de un film íntegramente participado por el sello del dragón. Una vacilación que se me supuso lógica, al ver la película y darme cuenta de que esa duda identitaria es, precisamente, algo trascendental en la historia contada. Billi, la protagonista, una estadounidense nacida en China, es sondeada con vehemencia al llegar a un hotel de Changchun por el mozo de equipaje. Su interés no es otro que saber si se vive mejor en China o en Estados Unidos. La respuesta de Billi es siempre la misma: “es diferente”.
The Farewell, una obra que según su directora Lulu Wang está “basada en una mentira real” que vivió en sus propias carnes, nos hace relato de una familia que viaja a su China natal porque a la abuela le han detectado un cáncer terminal. El conflicto surge al ocultárselo y utilizar la boda de un sobrino como excusa para la reunión familiar. Este compendio del que podría surgir la más lacrimógenas de las historias, se despliega, en realidad, en una película alejada de sensiblerías y lágrimas fáciles. Si bien la emoción contenida y la elegancia se encuentran en cada plano y en cada dialogo, la directora no se deja llevar por el melodrama de sobremesa y nos deja sobre la pantalla una narración elegante, de cuadros fijos y confidentes y con unos matices de contenido que debaten, constantemente, sobre las raíces, las tradiciones olvidadas, la incomprensión, la mentira piadosa, el amor y las culturas enfrentadas. Muy buena película. Sí. Y buena banda sonora. Y los actores convincentes. Todo bien. Alguna cosilla poética que no sé yo. Pero sí. Muy bien. Mucho.
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