(PROMETHEUS HASTA METER) Hace muchos, muchos años, en una noche lejana y acompañado de un transistor que me ayudaba a conciliar el sueño, escuché un programa de radio donde los noctámbulos llamaban para contar en antena aquello que más rabia les producía. En esas estábamos cuando llamó un camionero desde su camión y comentó que a él le daba mucha rabia ir por la carretera de noche, ver un local con muchas luces, poner el intermitente para acceder y que luego no fuera un club de carretera —llamados también puticlubs— sino una fábrica de lámparas. Me senté en la cómoda silla de un cómodo cine, me puse mis gafas para disfrutar del 3D y me preparé para pasarlo bien con uno de lo estrenos del verano. Empezó la proyección y resultó ser una gigantesca fábrica de lámparas.
Un equipo de científicos, a bordo de una molona nave espacial (que paradojas de la vida parece muchísimo más moderna que la Nostromo de Alien), parte rumbo a un remoto planeta dispuesto a encontrar el origen de la vida en la tierra: puede ser que ni Adan y Eva ni la abiogénesis ni nada de eso, sino que seamos el trabajo de fin de curso de unos extraterrestres blanquitos y cachas.
¿Qué fue del octavo pasajero? ¿Dónde quedó la claustrofobia, el gato y las manchas de humedad en las naves? ¿Y los diálogos realistas de la ciencia ficción? ¿Y Sigourney Weaver y John Hurt? ¿Por qué no fuma nadie de la tripulación? Y lo más indignante de todo: ¿dónde está Alien?
Está bien rodada, no lo vamos a negar; es más, estando Ridley Scott detrás de la dirección, la puesta en escena es dinámica, con ritmo y, en algunas secuencias, hasta parece que te diviertas. El problema es que no hay nada nuevo que contar, los personajes son tópicos y la música no me acuerdo.
Pero como se trata de positivar, positivemos al personaje de Michael Fassbender que hace de una especie de replicante con inclinaciones de mayordomo y que, durante un escueto diálogo, podemos vislumbrar unas frases metafísicas y de descubrimiento que bien podrían estar basadas en Blade Runner. Aunque fue solamente una pequeña catarsis. Puede que haya vida en otros planetas, pero lo que es la peliculita está totalmente vacía.
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