Se puede ver bien si, como mirones, intentamos no sacarle nada más que una eyaculación a la pantalla; desvergüenza soft bien iluminada y sin recreo en los primeros planos. La película se realizó para su visionado en 3D; y ahí puede estar su única y provocadora diferencia. Hay un poco —bastante— de 9 songs y algo de Shortbus, sin embargo el filme de mi adorado Winterbottom no intentaba sacarle más: “Cuando me acuerdo de Lisa, no pienso en su ropa, ni en su trabajo, ni de dónde era, ni siquiera en lo que decía. Pienso en su olor, su sabor. Su piel tocando la mía”. Eso decía el protagonista de 9 songs y en eso consistían los flashbacks. En sexo. En nueve canciones. Igualmente Gaspar Noé utiliza los recuerdos para hablar de sexo, de tríos, de salas de intercambio, de transexuales, de sex-shops, de perder al amor (¡Ja!) de tu vida por meterla donde no toca. Nada nuevo. O sí. Está en 3D y dura dos horas y cuarto.
P.d.: 9 songs no es una película que me apasione, pero al menos tenía una implícita duración de 69 minutos.
P.d.2: Sí. Love —que así se llama la película— tiene sexo explícito. Y bastante.
P.d.3: La película se proyectó en Cannes a las 24:30 horas, hubo grandes colas y más de 200 personas se quedaron fuera.
P.d.4: A positivar la secuencia cenital del trío.
P.d.5: Ella se llama Electra. Él se llama Murphy. La otra se llama Omi.
P.d.6: Él tiene un hijo que se llama Gaspar. Ella tiene un ex que se llama Noé.
P.d.7: Los genitales masculinos son más protagonistas y aparecen más en pantalla que los femeninos.
P.d.8: La banda sonora es de John Carpenter.
P.d.9: Love se vendía desde sus carteles teaser. Helos aquí:
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