(¿Y TÚ DE DÓNDE HAS SALIDO?) Aunque a todo el mundo le da algo de risa cuando pronuncio el nombre de la película o se ponen a cantar una tonadilla salida de la serie Aída, Lore ha sido una grata e inesperable sorpresa. Inesperable por totalmente desconocida. Sin predisposición, sin prejuicios, sin trabajos anteriores en la mente y con una simple y escueta sinopsis, empecé a ver una película que ha entrado de cabeza en lo mejorcito del año; de mi año por lo menos.
Casi todas las películas que tratan los días finales y posteriores de la II Guerra Mundial en Alemania, suelen dirigirse hacia la muerte del Fürher, la entrada soviética en los campos de exterminio, los juicios posteriores al nazismo o la partición entre británicos, rusos, franceses y estadounidenses del territorio alemán. Lore, sin embargo, tiene un punto de vista más doméstico: la historia de los infantes de una familia acomodada bajo el régimen del III Reich, cuyos progenitores han sido figuras influyentes del nazismo.
Hannelore es una adolescente que, junto con sus cuatro hermanos pequeños, debe abandonar su casa y cruzar el país para llegar a casa de su abuela. Los padres, destacados miembros de la SS, deben huir antes de que el ejército estadounidense les encuentre. De esa forma, la joven y sus hermanitos tienen que hacerse mayores de golpe y descubrir qué es lo que ha pasado fuera de los confortables muros de su armonizada vida y qué ha pasado con esa guerra que sus padres estaban ganando.
Empieza la odisea. El descubrimiento y la naturaleza son intérpretes principales. Las transiciones y el tratamiento del entorno me recuerdan a Malas tierras, de Malick. El espléndido trabajo fotográfico y musical me ayuda a entrar dentro de una historia que trata, desde otra óptica, esa inagotable fuente de películas que ha sido el nazismo. Lore, educada en las ideas del nacionalsocialismo, viaja fuera de su burbuja destapando una nueva realidad: la real. El holocausto está de fondo. Los resultados de la internacional contienda están en el ambiente. Pocos uniformes y bastantes elipsis nos empujan hacia delante. La eficaz realización de la directora australiana Cate Shortland, que también firma el guión, nos introduce sin soltarnos de la mano (como Lore hace con sus hermanos) en un camino hacia una nueva existencia, a través del desasosiego, el hambre, la susceptibilidad y la incredulidad. Todo ese cine que hemos visto y todo lo que hemos leído sobre el tema de la Alemania nazi nos ayuda a completar los vacíos intencionados de la historia, para que solamente estemos pendientes de los cinco hermanos y de su viaje. El espectador conoce esa verdad que Lore descubre poco a poco. Una gran película.
A positivar a Saskia Rosendahl: una actriz protagonista que ha construido soberbiamente un personaje que evoluciona con la película y que deambula entre la sensualidad, la ira, la tristeza, el orgullo, el rencor y la rebeldía.
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