(HISTORIA DE UNA OBSESIÓN) Puedo aplaudir por lo bien que me han contado la historia, casi documentalmente. Pero no puedo aplaudir lo que he visto. Así que salgamos del cine a que nos dé un poco el aire. No hay moraleja. Que cada cual juzgue. Al principio de La noche más oscura, todavía con la pantalla en negro, se puede leer que está basada en informaciones de protagonistas reales. Es de entender el enfado de parte del congreso estadounidense. Y es de entender que estén buscando a las gargantas profundas.
Diez años de búsqueda y ajusticiamiento de Bin Laden dan para casi tres horas de película. Ese es el argumento. Y todos sabemos como empezó un día 11 de septiembre de 2001 y como acabó un 2 de mayo de 2011. Después está todo lo que vio la luz: armas invisibles de destrucción masiva, la foto visible de las Azores, Afganistán, Irak, Guantánamo, Bush pierde las elecciones, Obama gana las elecciones, etc. Pero llega la directora de Le llaman Bodhi y nos cuenta lo que no vio la luz.
¿La directora es la de Le llaman Bodhi? Pues ha pasado de la superficie a lo más hondo; a bucear en sus historias y a sacarles todo el meollo. Empezar una película torturando a todo el mundo, desde los sospechosos hasta el espectador, es algo temerario. Y los personajes no están nada estereotipados, cada uno tiene su definición. Nada que ver con las Mentiras arriesgadas de su exmarido. Además de quedarse con el coche y la casa de la playa, en 2009 se quedó también con el Oscar, y Avatar, de James Cameron, quedó rendida ante En tierra hostil.
Quien busque en La noche más oscura la luz y el patriotismo de World Trade Center se va a quedar bastante desilusionado. Más despachos que campos de batalla. Ni discursos del presidente, ni banderas, ni medallas. Incluso la protagonista, una categórica Jessica Chastain, no es el prototipo de héroe. Al principio le incomodan las torturas, luego se acostumbra y al final hasta se busca a alguien para que pegue por ella.
A positivar la secuencia final: un increíblemente rodado asalto a la escudriñada residencia de Bin Laden. A pesar de que todos conocemos el final, la directora consigue un gran clímax. Incluso puedes llegar a pensar que, quizá, Katryn Bigelow haga como Tarantino y se pase la historia por el forro. Pero no. Todo ocurrió en la noche más oscura a la hora “Zero Dark Thirty” (título original de la película). Penumbra que no importó a los marines porque tenían gafas de visión nocturna y de ahí no iba a salir vivo ni Alá.
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Me gustó pero no me encantó, aunque supongo que no es una película hecha para encantar. Frialdad documental, portentosa secuencia final y una Chastain que demuestra que puede echarse el peso de una peli oscarizable a las espaldas.
(Deberían crear una nueva categoría: Oscar a la mejor aspirante a Meryl Streep).