(REBELLE DU JOUR) Isabelle aún no tiene los dieciocho. Si le contara a su madre que fuma desde los quince, ésta le compraría un cartón de Gauloises Blonde. Si tuviera pareja, a la semana de presentarlo ya podría viajar con la familia a su gran casa de la Costa Azul y podría dormir en el cuarto de ella. El moderno novio de su madre está encantado con las veladas culturales y las buenas botellas de Châteaux Margaux; él aconseja, no educa. Su laico y privado colegio fomenta a Rimbaud —Nadie es serio a los 17— y a ser librepensador. Isabelle es joven y bonita. Sus líneas modélicas de pasarela la convierten en un interesante reclamo para el cortejo. Perteneciente a una unidad doméstica de corte liberal, pocas cosas puede hacer Isabelle para que no la comprendan.
– (Madre de Isabelle) No lo comprendo. Antes estábamos unidas. Me hablabas. Me lo contabas todo. Yo también tuve tu edad. Yo también hice tonterías.
– (Isabelle) ¿Tú también fuiste puta?
Dinero no necesita. Cariño tampoco. Ninfómana no es. Ni siquiera parece que el sexo le entusiasme. Entonces ¿por qué? Sólo Ozon lo sabe. O quizá ni eso. Tras un inicio directo donde un alemán la desflora en sus días de retiro veraniego, Isabelle poco marcada por el hecho, entra en el otoño tan directa como en las habitaciones de los hoteles donde le aguardan desconocidos que requieren sus servicios.
Con una economía narrativa de escuela, el director de En la casa expone de lejos la situación y nos deja a nosotros la búsqueda de motivos. Nada sobra. Ni personajes ni situaciones ni diálogos regalados. Por mi parte, perfecto y agradecido François. Referida en cuatro estaciones y con cuatro canciones vertebradoras, Joven y bonita es arriesgada y libre de prejuicios. Joven y bonita no denuncia ni es carne de vídeo forum; es simplemente un despertar sexual relatado sin tapujos y sin pronunciarse. Parece que ya te han contado la historia y, a la vez, parece que nunca la has visto.
Los primeros instantes de la película se resumen en una secuencia de voyeurismo fraternal (no culpo al chaval), que resuelve la posición del director y del público: somos espectadores viendo un documental de animales; el enfoque va con nuestra educación. Joven y bonita es directa, arriesgada y fascinante. Isabelle es joven y bonita. Ya que mirando con prismáticos no podemos ver nada más.
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