La sección oficial del festival de San Sebastián es una suerte de suerte. Es como escribir tu dirección en el llavero de las llaves de tu casa por si las pierdes. Puede salir bien o puede salir mal. Puede haber una sesión vespertina, de nombre Der unschuldige, donde la cabeza de un mono nos mira con cara cómplice y compasiva, o puede empezar el día con El reino, donde, digan lo que digan, se cumplen las tres normas básicas del cine según Billy Wilder. Pueden enseñarnos lo dura que es la droga. Y volver a enseñárnoslo. Y enseñárnoslo una vez más. Y una más. Y así hasta alcanzar una sobredosis fílmica que aturde, por mucho que Chalamet o Carell acompañen el videoclip. Puede haber películas de época de absurdo involuntario o puede haber Cuerda para rato. Porque, no sé si lo saben, pero es auténtica devoción por el cine la que tenemos en A positivar. Incluso más que por Faulkner. Os dejamos con las imágenes. Crónica gráfica de los tres primeros días (y medio) del festival. Habrá más; cine y fotos.

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