Un colibrí odioso. En Here sale un colibrí odioso que sobrevive al paso del tiempo picando flores. Como el dinosaurio terápodo aviano más pequeño de los que aún viven que es, parece que la anécdota debe significar algo más, pero no logro a comprenderlo.
El señor Zemeckis, una variedad de semidios con gafas y dedos pulgares e índices unidos para formar un visor, nos ofreció, a mediados de los 80, Regreso al futuro. Desde entonces, la experimentación de y con formatos, tecnologías y puntos de vista le han obsesionado; si acaso y por desgracia, la mayoría de las veces por encima de la historia referida.
En Here ha apostado por llevar a la pantalla una novela gráfica de Richard McGuire y, como en el cómic, vemos siempre un mismo punto de vista a través del tiempo e, incluso, las eras. Empezamos con dinosaurios y terminamos ayer. Empezamos en un bosque y terminamos en los muros de una casa. ¿Fascinante? Pues como eje vertebrador, por supuesto. El inconveniente es que, cuando empiezan las familias a habitar la vivienda, el realizador decide detenerse en la que menos aporta. Metámosle drama, que la vida es así y la gente empatiza y llora.
Sabemos que estamos ante una inmensa trampa o artefacto fílmico o cómo lo quieran llamar mucho antes de entrar a la sala. Simplemente con su tráiler o con que nos digan lo del POV o que veremos a Tom Hanks como en Despedida de soltero, lo tenemos claro. Sin embargo, el juguete formal, que empieza intenso e interesante, se queda pronto sin pilas. Pues nos encontramos en una casa de habitantes de cupo y estereotipados que dejan que sea solo la ornamentación y el recurso los que primen. Si los espectadores, antes de enfrentarse a la última de Zemeckis, se extrañan de su escasa duración, que sepan que le sobran minutos, años y décadas.
Puede ser, puede ser. Quizá esta crítica estomacal, surgida del barro y de una clausura de 2024 malcriada, sea algo dura, pero es lo que sentí. Sí recomiendo verla, sin duda. Y, a poder ser, en la pantalla más grande posible. Un disparo está bien.
Lo que es seguro es que pasará el tiempo y de Here se nos olvidará todo menos las formas. Eso, y un colibrí odioso.
No Comment