(LA GENTE LEE) Martes. 24 de septiembre de 2013. Hoy toca una francesa. Hablo de ir al cine. Entrevista a Götz Spielmann, con Daniel Gascó y Eva Peydró. Presentación del proyecto Cineastas_contados. Pausa. Una ingleso-australiana. Una caña. Una turco-alemana. Día completito. Silencio y acción.
(QUAI D’ORSAY) El día anterior a la proyección de esta película, paseando por la puerta del Hotel María Cristina, posada glamorosa del festival, observé como una veintena de quinceañeras gritaban impacientes y cercanas al desequilibrio, aguardando a que alguna personalidad, supongo que físicamente estimulante, hiciera su aparición. Sus alaridos eran inversamente proporcionales a su dicción, por lo que no entendía si esperaban a Mario, a Hugo, a Hugh, a Colin o a Benedicto XVI. Una pequeña sonrisa se me dibujó en el rostro, y les comenté a las personas que me acompañaban que el mundo sería más bonito si esas adolescentes estuvieran histéricas esperando a que Bertrand Tavernier saliera del hotel. Sería genial que unas jovencitas nerviosas se desgarraran las vestiduras y se estirarán de los pelos ante uno de los realizadores más influyentes del cine galo y director de esa bellísima película llamada Hoy empieza todo. Sonreímos escasamente, pues el chascarrillo no daba para mucho más, y al girarnos, ¡oh! sorpresa, nos dimos de bruces ante la figura citada. Bertrand Tavernier paseaba tranquilamente por San Sebastián sin que prácticamente nadie le mirara, y mucho menos gritara su nombre de forma posesa. Bertrand Tavernier paseaba tranquilamente por San Sebastián sin más molestia que la mía. Cité su nombre y surgió de la nada. Y nada es lo que sabía de su nuevo film. Pero por lo menos, y antes de ver la película, ya tenía algo que positivar. ¿Mister Bertrand me firma la bolsa?
Quai d’Orsay narra afanosamente la historia del bisoño Arthur Vlaminck, contratado para redactar los discursos de Alexandre Taillard de Vorms: Ministro de Asuntos Exteriores francés. Basada en un cómic, la película es tremendamente ágil y puede recordar, en algunos por momentos, la excelsa Uno, dos, tres, de Billy Wilder. Incluso puede batir el record de abrir puertas, que hasta la fecha poseía La condesa de Hong Kong, de Charles Chaplin. Sinceramente, tardé un rato en pillarle el tranquillo a la cosa y, en ocasiones, incluso me desconectaba. Sin embargo cuando logré conectarme lo pasé bastante bien. Era interesante, y hasta me sentí identificado, viendo a un pobre empleado del gabinete ministerial, de inclinaciones izquierdistas, redactando una y otra vez arengas repletas de demagogia y de aforismos de Heráclito. Estuvo bien la matutina y afrancesada sesión. Y aunque para muchos era la favorita para llevarse el oro, yo no apostaba mucho por ello. Eso sí, el premio FIPRESCI, otorgado por la crítica internacional, sí se lo llevó; y el mejor guión también.
(CINEASTAS_CONTADOS) Antes de hablar del proyecto, tengo que comentar que Cineastas_contados es en realidad un trabajo del fotógrafo Óscar Fernández Orengo, el cual lleva desde 2001 retratando a directores de cine por todo el mundo. Y de él cogieron el nombre para esta interesante iniciativa. Iniciativa que, por otro lado, está basada en la colección de documentales franceses Cinéastes de Nôtre Temps, de André S. Labarthe y Janine Bazin. Así que, aunque no del todo original, esta serie de documentales es más que interesante: cineastas jóvenes retratarán a grandes maestros del cine español en diferentes largometrajes, de forma completamente libre y personal. Un diálogo generacional, creado por la productora Pantalla Partida y dirigido por la comisaria de cine Garbiñe Ortega, necesario para descubrir el cine español desde el cine español.
Los Cineastas_contados son tantos y tan diversos que me resulta ilusionante como espectador y, sobre todo, como alumno con ganas de saber algo más de lo que me cuenta la Wikipedia. Las seis primeras películas de la serie enfrentarán a: Borja Cobeaga y Enrique Urbizu, Javier Rebollo y Francisco Regueiro, Virginia García del Pino y Basilio Martín Patino, Félix Viscarret y Carlos Saura, Jonás Trueba y José Luis García Sánchez, y Daniel Sánchez Arévalo y Pedro Almodóvar. De todo esto solamente puede salir algo interesante. Al tiempo.
(UN LARGO VIAJE) Cine con trasfondo bélico. Sus protagonistas son Colin Firth y Nicole Kidman, dos ganadores del Oscar. Una banda sonora patrocinada por Kleenex. Un título en castellano que no sé de dónde se han sacado (su título original es The Railway Man). Una fotografía que se convierte en una guía de viajes inconsciente. Está basada en hechos reales. Un cartel con todos los ingredientes necesarios, sobre todo las estrellitas y las frases de la crítica. Y, además, aparecen en los créditos finales los auténticos protagonistas de la historia (manía que últimamente tiene el cine basado en experiencias reales). Resumiendo, estamos ante un producto de masas que busca, y puede que encuentre, una buena taquilla y alguna estatuilla. A mí me dejó bastante frío. Supongo que es ese cine menos festivalero que se necesita para que fluyan las propuestas más arriesgadas; pero que esta vez fue excesivamente académico y excesivamente poco arriesgado. Sinopsis: narra la vida de un oficial del ejército británico, fanático de los ferrocarriles, que fue capturado por los japoneses en la Segunda Guerra Mundial y obligado a participar en la construcción de la vía férrea entre Birmania y Tailandia. En ese campo de trabajo, el oficial fue torturado duramente. Muchos años después de todo aquello, el soldado inglés se ha dado cuenta de que la historia aún continúa, pues el responsable de sus continuas torturas sigue vivo. A positivar la angustiosa y bien rodada escena de la tortura y el climax de algunas secuencias que… ya no me acuerdo.
(YOZGAT BLUES) Pequeña, melancólica y primeriza. Extraña. Nada memorable, por desgracia. Yozgat blues, de un tal Mahmut Fazil, y adscrita dentro de la sección Nuevos Realizadores, es una película que no dejó mucha huella en los espectadores. Una obra menor y personal que nos cuenta la historia de un hombre taciturno, solitario y cantante aficionado que se alía con un alma gemela (taciturna, solitaria y cantante aficionada) para cantar en un club. Diferentes personajes, todos ellos parecidos, se encuentran en su camino. A positivar que la canción que oímos siempre en boca del protagonista sea la misma, pues la monotonía de su vida se aplica también en las melodías. La canción es L’ete indien de Joe Dassin y al salir del cine estás varias horas con el “darará, darará, darará” en la cabeza; ya que suena más veces que el despertador de Atrapado en el tiempo.
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