(GRANDES EXPECTATIVAS) Domingo. Una jornada que se presenta muy interesante. Planificación. Primera película del día a las 8:30 de la mañana. Constipado. Sueño. Sarna con gusto. Ruedas de prensa. Conocer gente. Ver cine. Empecemos.
(LE WEEK-END) Another year pero al revés. La perfectísima pareja de la excelente película de Mike Leigh se convierte en Le Week-End en un matrimonio de maduros profesores británicos vacíos de pasión y con enormes dudas. Además de la nacionalidad, ambos films comparten al excelente Jim Broadbent; ganador de la Concha de Plata al mejor actor del festival. Encantado del madrugón. La película acabó siendo la que más gustó a A Positivar de todas las de la sección oficial. Cuenta la historia de Nick y Meg, que deciden, varias décadas después, repetir un viaje a París para intentar revitalizar su vida en común. Dos en la carretera, pero esta vez de paseo por la ciudad del amor. Interesante, complejo y agridulce tratamiento de la comedia. El mejor ejemplo de esta afirmación está en la utilización de la banda sonora; pues reírse de las situaciones planteadas y de las sarcásticas frases de los protagonistas mientras de fondo suena Nick Drake, el cantautor más triste de la historia de la música, es algo tan extravagante y masoquista como genial. Destacar el papel (y la actuación) de Lindsay Duncan y la aparición de Jeff Goldblum, auténtico estallido interno para los dos protagonistas. ¿Quién fui? ¿Es tarde para volver a serlo? ¿Dónde quedó la rebeldía? ¿Es amor o es dependencia? Una película, esta Le Week-End, que te entretiene, te toca la fibra, te enseña un espejo y te susurra cosas al oído. Y salgo del cine y son solamente las diez de la mañana. Toda la vida por delante.
(MON ÂME PAR TOI GUÉRIE) Cine de sobremesa. Literal. Con la comida aún digiriéndose empieza esta película francesa que se puede traducir como “Mi alma por ti curada”. Más sección oficial. Está dirigida por François Dupeyron, realizador de El señor Ibrahim y las flores del Corán y ganador de la Concha de Oro en 1999 con el film ¿Qué es la vida? Sinopsis: ha muerto la madre de Frédi, y todo hace parecer que ella le ha transmitido su capacidad de curar con las manos. En un principio, Frédi no quiere admitirlo, pero un accidente lo cambiará todo y empezará a asumir que tiene que convivir con ese don. Resulta interesante como ejercen una dualidad sobre un protagonista con la capacidad de curar a todos menos a sí mismo: un hombre vacío, infeliz y sin fe. Una historia ¿de amor? complicada de decodificar y los diálogos con su padre son lo más positivo de una película que se me fue borrando a pasos agigantados.
(CANÍBAL) Necesito verla otra vez. A ratos embelesado y a ratos distante, estoy toda la película esperando algo. Me gusta el director, el tema no es original pero sí llamativo y de actor tenemos ese portento llamado Antonio de la Torre. El primer plano de la película me parece de lo mejor que he visto en bastante tiempo y los primeros diez minutos son acojonantes. Y claro, con todo eso en mi cabecita, mis ansias de seguir así son inmensas. Por eso, repito, al final me quedo esperando algo más. Eso sí, al contrario de lo que me ocurrió con la película anterior, ésta sí que me dejó un poso. Una secuencia de enorme tensión rodada en una playa vuelve a colocarme correctamente en mi butaca. Carlos es un sastre nada vegetariano que captura a mujeres y la descuartiza en su casa perdida de Sierra Nevada. Las hace filetes y las guarda en su nevera para dar buena cuenta de ellas de forma pausada y casi clínica, acompañado de una copa de vino. El día que conoce a una chica rumana que busca a su hermana, todo cambia.
Igual la monotona forma de narrar a partir de cierto momento del metraje está bien traído, al igual que la poca expresividad del protagonista. Aún así, me repito como la trama, necesito algo más, necesito volver a verla. A positivar la sugestiva fotografía de la película, casi pictórica, y el fantástico y aterrador principio, sobre todo el largo plano secuencia inicial, supuestamente objetivo.
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