(UNA MARCIANADA) Que es Nacho Vigalondo algo marciano no se puede negar. Uno de los cortometrajistas más afamados del panorama nacional y director del corto, nominado a los Oscars, 7:35 de la mañana, ha sido también guionista de Gran Hermano y autor de algunos sketchs de Muchachada Nui. Además de todo esto y de su primera incursión en el largometraje con Los cronocrímenes, también era uno de los tres subidos en un burro del spot de Visionlab y, en la actualidad, está preparando su entrada triunfal en el cine yankee con Elijah Wood y Sasha Grey (actriz porno retirada) como protagonistas. Esta mezcolanza de estilos, formatos, lugares y fuentes se puede ver en su película Extraterrestre: un revoltijo de cine de platillos volantes con pinceladas chanantes, líos de pareja a la española y toques de programa reality.
Sinopsis: Julio amanece resaco-vespertinamente, sin acordarse de nada de lo que ocurrió la noche anterior, en casa de Julia. Él queda prendado de su ligue discotequero al instante; ella no, y decide echarle rápidamente de su piso. El problema es que ninguno de los dos puede abandonar la vivienda, porque mientras dormían la mona han llegado los extraterrestres a la tierra y una de las enormes naves utilizadas para la invasión se ha posado sobre Madrid.
El resultado es una comedia de pareja que se lía, y la chica resulta que tenía novio, más vecino cotilla, psicótico y chivato al fondo y platillo sobre sus cabezas. Sería una película de enredos más, a no ser por la anécdota marciana de la que sacan bastantes gags para salir del apuro de la infidelidad pillada. Sería una película de enredos más, a no ser por los actores que están bastante convincentes, sobre todo el gran Carlos Areces (vecino cotilla, psicótico y chivato), que está brutal como siempre. Sería una película de enredos más a no ser por… bueno, es una película de enredos más que hubiera funcionado mejor como cortometraje o, para ser buenos, como mediometraje. Incluso funcionaría bastante bien como obra teatral, gracias a los tres decorados escasos que aparecen y a los cinco actores participantes, todos ellos necesarios para el fluir de la narración.
De todas formas, Vigalondo consigue hacer lo que hace siempre: romper patrones. Ya lo hizo con los viajes en el tiempo en Los cronocrímenes y con el musical en 7:35 de la mañana, y lo ha vuelto a hacer con el cine de invasores alienígenas con Extraterrestre. Aunque no es su primera incursión en la temática romántico-ufo, pues en el año 2005 realizó un corto llamado Domingo, donde ya nos contaba algo parecido, aunque en tan sólo cuatro minutos. A positivar la secuencia de Carlos Areces (vecino cotilla, psicótico y chivato) minando la moral de la infiel pareja desde el piso de enfrente con una máquina de lanzar pelotas de tenis.
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La vimos hace unos días. Es rara pero me gustó. Quizá porque es rara. Y por Michelle, claro.