(LO HAN VUELTO A HACER) Hace unos meses, mi amigo Fernando me pidió que le hiciera una recomendación fílmica para una guía de ocio que se distribuiría en el área de Santiago de Compostela. La publicación en cuestión era bimensual y se lanzaría para los meses de julio y agosto. Era algo complicado. Necesitaba una película que tuviera un número de copias elevado para garantizar su pase en los cines de la zona, que alcanzará a un público objetivo extenso (familiar, juvenil, cinéfilo… a todos) y que, a poder ser, no fuera una castaña. Busqué la oferta veraniega, periodo que no se caracteriza por una cartelera compleja y con propuesta dispar, y enseguida la vi. Estaba en los estrenos del 17 de julio. Esta fue la propuesta que le envié, aunque se publicó algo más corta:
“Si los meses de julio y agosto tienen un inconveniente —aparte del tráfico, el calor, los mosquitos, la televisión, la gente haciéndose fotos de los pies en la arena con el filtro Earlybird y la cacanción del verano—, es que el cine basa su programación en los blockbusters más casposos y planos. Seamos claros. Aunque muchos opinan lo contrario, el verano es para las bicicletas pero no para ir a un estreno reflexivo. Por suerte, hay una productora de nombre ilusionante que no suele fallar. Se llama Pixar y apostar este verano por su nueva película, Del revés, es apostar por algo más que asegurarse el aire acondicionado en la sala. Avalada por una crítica mucho más que positiva en su paso por Cannes, este film que versa sobre todo eso que tenemos en la cabeza (que es algo más que pájaros) nos certifica que Pixar lo ha vuelto a hacer. No sabemos si nuestra pareja nos dejará por un italiano depilado de bañador exiguo, si el coche se va a calentar demasiado o si una huelga de controladores nos dejará sin nuestro viaje soñado. Lo que sí sabemos es que, por lo menos, este verano podremos tener 100 minutos de auténtica felicidad. Pongo la mano en el fuego”.
Ahora sí, tras el arriesgado (no tanto) alegato, me reafirmo: he pasado 100 minutos de auténtica felicidad sin nada más en mi mente que lo que estaba observando: el interior de la mente de Riley. Del revés, participante de la Sección oficial de Cannes (¿fuera de concurso?), es una obra de arte, redonda y sin altibajos. Un film inteligente que los niños tendrán la suerte de crecer con él: repetir su visionado, descubrir nuevos conflictos en la trama y darse cuenta de que no es simplemente una película fascinantemente divertida. Los adultos también. Didactismo animado que sublima en la mayoría de su metraje y que es un ejemplo de sobresaliente guión: sin final lógico, sin cancioncillas de princesa y sin metáforas de garrafón.
Una película para todos los públicos. Una película que se adapta a todos los públicos. Evoca en ciertas partes a Dentro del laberinto, incluso puede recordar a un guión de Charlie Kaufman; aunque, eso sí, hay mucho Pixar. Una empresa de animación-imaginación necesaria para el séptimo arte de la que no solamente admiramos su tecnología, cada vez más impactante, sino que también reverenciamos sus historias. Y más si son historias que duran tanto: con un mensaje tan poco panfletario como pedagógico; narraciones, como la que nos atañe, que hablan de lo abstracto, del subconsciente, de lo racional, de lo irracional, de los sueños (genial secuencia) y de la evocación de una forma tan natural.
En la cabeza de Riley, en la mesa de control, rivalizan amigablemente la alegría, la ira, el miedo y la tristeza. En mi cabeza, durante la proyección de Del revés, estaba sólo la alegría.
2 Comments
Maravillosa. La vi ayer con mis nanos y casi se me saltan un par de lagrimillas. Mi hija tiene la edad y está en el proceso mental de Riley, y el coloquio en el coche, de vuelta a casa, no tuvo desperdicio.
[…] de Ruben Östlund, Les démons de Philippe Lesage, Anomalisa de Charlie Kaufman y Duke Johnson e Inside Out de Peter Docter y Ronnie del Carmen. También ha habido desconciertos agradables e inesperados como […]