Detrás de este titular tan pretencioso y moderno que parece que busque el interés de la lectura simplemente por el hecho de no comprenderse, se encuentran los títulos de dos cortometrajes. Dos películas que pueden entenderse de ciencia ficción pero que esconden diferentes discursos en su forma de expresarse. Una manera de romper moldes y demostrar que no todo está inventado.
Hasta que llegaron los extraterrestres a invadir el far west en Cowboys & Aliens o Vigalondo posó una gigantesca nave espacial sobre Madrid, yo siempre me preguntaba lo mismo: ¿Por qué no llegan seres de otro planeta a invadir la Francia de Napoleón? ¿Por qué no hay películas de terremotos en la Edad Media? ¿Por qué nunca estornudan en el cine de espadachines? ¿Por qué los zombies aún no han hecho un musical? ¿Por qué los tiburones siempre eligen a bañistas sobre colchonetas hinchables y pasan de los Vikingos? ¿No había espíritus en la prehistoria o es que había que esperar a que alguien construyera una casa sobre un cementerio indio?
Utilizar un género cinematográfico como pretexto y no como hilo argumental es un excelente recurso. Los dos cortometrajes que vamos a positivar a continuación son un claro ejemplo de ello. Una nave espacial sobre la sierra madrileña puede ser una genial excusa para hablar de los problemas de pareja. Y la posible invasión de unos robots que pretenden acabar con la tierra puede encerrar un impecable mensaje sobre la soledad, la incomprensión y la intolerancia.
(EL ATAQUE DE LOS ROBOTS DE NEBULOSA-5) Un gran cortometraje. Multipremiado y reconocido allá por donde pasa. Entre los más de cien galardones que ha recibido destaca el primer premio del Digital Short Film Fest, el Méliès d’Or al mejor cortometraje fantástico europeo y una mención honorífica en el Festival de Sundance. El primer trabajo conocido del ilicitano Chema García Ibarra fue una gran sorpresa, repleta de sensibilidad y con una producción muy económica. Seis minutitos narrados de forma personal y donde el director y guionista empezaba su carrera de cortometrajista de la mejor manera posible. Su segundo corto, Protopartículas, siguió el mismo camino; y su último trabajo, Misterio, estuvo en la selección de cortometrajes de la última Berlinale. Aquí tenéis otra forma de ver la ciencia ficción. A disfrutar. A positivar.
(DOMINGO) Alguien me contó una vez que un cortometraje debe funcionar como una pieza perfecta y medida. No puede ser un aspirante a largo, donde se cuentan demasiadas cosas muy deprisa para no exceder una duración obligada (30 minutos), y tampoco puede ser un simple sketch o un chistecito audiovisual. Este cortometraje de Nacho Vigalondo realizado en 2005 puede parecer una gracieta grabada; aunque yo pienso que es una forma de demostrar cómo hacer un corto con un solo plano, un diálogo ágil y divertido y poco más. Yo descubrí esta pieza después de ver la película Extraterrestre, del mismo director, y este pequeñito trabajo de argumento similar y de apenas tres minutos me pareció más redondo. No es El Ataque de los Robots de Nebulosa-5, ni mucho menos, pero es una manera simpática de descontextualizar el cine Sci-Fi.
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