(USA VS. IRÁN) Los iraníes empiezan a estar un poquito hartos de sus apariciones estelares en el cine hollywoodiense. Primero Oliver Stone invadió Persia sin despeinarse en Alejandro Magno. Después se quemaron un poquito más en la película 300, pues no sólo presentaron a los persas como guerreros de garrafón sino que además aparecían como monstruos, gigantes y sexualmente ambiguos; fue tan grande su quemazón con la película de Zack Snyder que decidieron doblarla al antiguo idioma del imperio, al farsí. Con Argo ya han rematado la afrenta, y esta vez el gobierno iraní no va a protestar ni a doblarla para adaptarla, sino que va a rodar su propia versión; a la espera de financiación de la Difusión de la Ideología Islámica, lo único que se conoce es un posible título, que obviamente no será Argo II sino un enunciado en iraní que puede ser transcrito como Junta de Estado Mayor. Menos mal que en los Oscars del año pasado hubo un pequeño tratado de paz cinematográfica en forma de galardón para la estupenda Nader y Simin: Una separación.
Argo es una película, dirigida por Ben Affleck, basada en hechos reales (versión estadounidense), que cuenta la historia de una operación de rescate, organizada entre la CIA y Canadá, para sacar del país a seis diplomáticos norteamericanos refugiados en la embajada canadiense durante la ocupación de la embajada de Estados Unidos por parte de seguidores del Ayatolá Jomeini que demandaban la extradición del Sha de Persia. ¿Y qué prepararon para la liberación? Pues se hicieron pasar por un equipo de filmación canadiense en busca de localizaciones en Teherán para el rodaje de una película de ciencia ficción llamada Argo.
Ahora resulta que el señor Affleck ha encontrado su lugar. Y no se trataba de ponerse enfrente de las cámaras, sino detrás. Aunque tanto en este caso como en la anterior, The Town, ha decidido desdoblarse y hacer también del protagonista. En su primer trabajo, la compleja y estudiada Adiós pequeña, adiós, estuvo más pendiente de dirigir, pero dejó el papel de interpreté principal a su hermanito pequeño. Ya empiezan a comparar a Ben con Clint Eastwood, personalmente creo que es un poco pronto para tal afirmación, pero la cosa no pinta mal. Está preparando una pelí de gángsters en la época de la ley seca y otra sobre un libro de Stephen King. Investigaremos.
Pero mientras nos quedaremos con su última obra. Candidata al Oscar a la mejor película y ganadora de dos Globos de Oro —mejor película dramática y dirección—, Argo es un thriller muy bien ensamblado, con un ritmo idóneo y repleto de intriga y agónicas y claustrofóbicas secuencias dramáticas. Pero no sólo de tensión vive Argo, porque también vemos interesantes toques cómicos en relación a Hollywood y a la preparación de una película, pues Argo fue real tanto para los iraníes como para el mundillo de las producciones cinematográficas. Alan Arkin y John Goodman son el director y productor de la ficticia película y sus pocas secuencias son excelentes catarsis burlescas en el desarrollo de una trama que necesita de ventanas abiertas para coger aire. A positivar la angustiosa secuencia del equipo de rodaje buscando localización en el Gran Bazar.
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