Acercarse a las personas, como lo hace Isaki Lacuesta; unas veces desde la no ficción y, esta vez, desde la ficción basada en realidades, se me antoja técnica y narrativamente complicado. O, por lo menos, se necesita una sensibilidad especial. No es solo el conflicto, sino el sedimento de este, el que esgrime el discurso y zarandea la exposición. Pocas veces, en mucho tiempo, he abandonado una sala con tal zozobra mental.
El director catalán, gracias a un guion detallista y bien armado desde las particularidades, a una imponente labor de cámara, visceral y pegada al personaje, y a unos diálogos íntimos y afinados, nos ofrece una película cuadrada. Y no me refiero únicamente a las que pueden ser sus intenciones como realizador, pues puedo advertirlas, pero no adivinarlas; sino a las mías como espectador.
Basada en la novela Paz, amor y death metal, de Ramón González, superviviente físico del atentado terrorista en la sala Bataclan de París, y completada con diferentes entrevistas a afectados, Un año, una noche fluye como una especie de ensoñación seductora y ofuscada; algo así como un figurado contraluz constante del que solo se sale con las elipsis que nos transportan a la fatídica noche. Nos interesan los traumas y el acceso a la privacidad de una pareja que salió del altercado de forma bifurcada. Ramón y Céline eligieron dos caminos opuestos para enfrentarse al drama. A Ramón lo vemos deshincharse como un globo sin atar al que se le deja, poco a poco, deshacerse de todo el aire de su interior. Céline, por el contrario, sigue hinchada en su encubierta diplomacia y al espectador no le queda otra que esperar una aguja con haga que todo explote. O no.
Las convulsiones musculares, intentando conciliar el sueño, de la primera noche tras los atentados, nos marcan la trayectoria de una historia que se presenta como cicatriz infectada; como algo que busca el alivio constante, como algo que no nos va a dejar apartar la mirada. No sé por qué fue, ni sé de técnica lo suficiente como para justificarlo; pero sé que no se puede contar mejor ni se puede contar de otra manera.
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