Partiendo de una premisa, ridícula y prejuiciosa, que me acompaña desde hace años y que pone en entredicho las películas que terminan en aplauso, empiezo estas líneas algo desalentado. Loco por ella es un producto inocuo y refugiado en el algoritmo de las plataformas. Es tan complicado que moleste a alguien como que acabe por complacerle plenamente. Dani de la Orden es un experto en la realización de comedias románticas, un cinéfilo del género y un hacedor de ligerezas; virtudes (esto que quede claro) que, sumadas a un notable talento cinematográfico, consiguen autenticidades como las que nos presenta en Loco por ella. El cineasta logra que las enfermedades mentales, la promiscuidad, las separaciones con hijos, la medicación psiquiátrica y la odiosa técnica del clickbait acaben, sin ningún esfuerzo, por ser admitidas por el espectador. No hay conflictos y todo el mundo es bueno.
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