(LA MOTOSIERRA, ESA GRAN CONOCIDA) El cine slasher es un subgénero del cine de terror que se caracteriza por la presencia de un asesino que, movido casi siempre por un deseo de venganza hacia los que le humillaron, asesina brutalmente a casi todo lo que se pone a su paso, en especial a jóvenes. Otra característica de esta variedad de películas es que el asesino no suele torturar sino que suele matar a sus víctimas de forma rápida y nunca usa armas de fuego. Hay ciertos comportamientos de los adolescentes amenazados que nos indican que su muerte está cerca: si dos jovencitos se ponen a copular en algún entorno aislado, si alguno de los personajes baja a un sótano, si consumen algún tipo de estupefaciente (algo que no está bien visto) o si van al parking a por el coche. La tipología del personaje también decide su futuro: si es negro o asiático sus horas están contadas; si eres voluptuosa y tienes pinta de ser capitana del equipo de animadoras tienes que ir despidiéndote; si eres guapo, rubio y llevas una chaqueta universitaria con alguna letra bordada también caes; sin embargo, si eres guapa, inteligente, bondadosa, comprensiva y das mucho juego para hacer secuelas, entonces puedes estar tranquila aunque el coche tarde en arrancarte o te caigas treinta veces mientras un tío te persigue con una motosierra. En resumen, el cine slasher es más repetitivo que la música de M80. Películas que suelen aportar bastante poco y que llegan a los cines con cierta periodicidad.
Y de repente un extraño. Llegan los canadienses, con esa forma de hacer cine tan europea y tan yankee a la vez, y se pasan por el forro todos los convencionalismos del género para realizar la divertida Tucker & Dale contra el mal, una de las grandes triunfadoras del festival de cine de Sitges de 2010, dirigida por el neófito Eli Craig. Un film que he leído que llegó a los cines españoles en abril de este año, pero que a nadie nos suena. Así que intentad verla de otros modos.
La vuelta de tuerca es la siguiente: Unos adolescentes, entre los que se encuentran dos rubias, una morena, un afroamericano y varios hijos de papá (por ahora todo es correcto), se dirigen a las montañas a pasar unos días de acampada mientras toman cervezas, fuman porros, se bañan desnudos en el lago y cuentan viejas historias de terror (seguimos con la lógica). En una gasolinera (típica parada de esta clase de películas) se encuentran con Tucker y con Dale, dos simpáticos bonachones con cierta pinta de asesinos en serie de los que nos venden en el cine, que se dirigen a pescar a una cabaña en el bosque. La paranoia de los jóvenes, que creen que cualquier pueblerino de las montañas puede ser un homicida en los ratos en los que no está cortando troncos o despellejando a un conejo, les hace creer que Tucker y Dale han secuestrado a una de las rubias. Cuando los amigos de la rubia intentan rescatarla, éstos van muriendo accidentalmente uno tras otro de formas inverosímiles mientras los simpáticos protagonistas no dan crédito.
A pesar de una historia de amor regulera y de que al final pierde bastante fuelle, la película es divertida y altamente recomendable para quedadas con amigos. Está repleta de sorpresas, de humor negro y deja a películas como Scary Movie a la altura del betún, y eso que no he visto Scary Movie.
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Run! Run for your lives!!!