No entendí bien que el protagonista tirará los vasos donde habían bebido los dos negros que trabajaban en su casa a la basura. El personaje se definía solo; y su parte vividora, algo amplificada pero, como siempre, bien interpretada por Viggo Mortensen, nos servía para ver venir al personaje. Si en Paseando a Miss Daisy la transformación de Jessica Tandy fue sutil y evolutiva, en Green Book se percibe desde el inicio que lo que le mueve, en este caso al chófer, es el dinero. No hay racismo en su conducta y la dirección del libreto se basa en la amistad. Así que no entendí que Viggo Mortensen tirara los vasos a la basura. El racismo avanza con los kilómetros y con los personajes que van apareciendo. Y es que Viggo interpreta a un tosco italoamericano contratado como conductor y guardaespaldas por un virtuoso pianista negro para su gira por los racistas estados sureños. Para ello, deberán seguir “El libro verde”: una guía de los establecimientos donde se acepta a los afroamericanos.
“La película de la década”, según su publicidad, es poco atragantable por su ligereza y falta de riesgo. Una obra que entra como la tabla del cinco y que tiene en su buen ritmo y en sus interpretaciones su lado a positivar. Es bonita. Poco más que decir. Bueno sí: que, a falta de ver Black Panther, las nominadas a mejor película están bastante por debajo de las nominadas a mejor película de habla no inglesa.
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