Green Book
Peter Farelli, nominado a los Razzie con su primera película Dos tontos muy tontos, es candidato para llevarse cinco Oscar con Green Book. Un giro en su carrera, basado en hechos reales, con dos actores que no precisan de muecas para emitir emociones. Filme con mensaje, sin gags y uno de los estrenos esperados de la temporada.
La guerra de los Rose a la española y con resonancias de aprovechamiento cómico de la actualidad. Un matrimonio se ve obligado a seguir viviendo en la misma casa al no encontrar comprador y no tener el dinero suficiente para irse a vivir a otro sitio.
Recuerdos de mi instituto, aunque fui de los pocos que no seguí la trama con exceso de interés. Me acuerdo de los nombres de algunos personajes y de que los gritos sonaban interesantes cuando no se traducían de su idioma original. Para fans. Y yo no lo soy.
Un spin-off de Campeones y a la francesa. Un entrenador forma un equipo de baloncesto con falsos deficientes mentales para ir a las Olimpiadas y no perder una subvención. La única referencia es el tráiler. No me mojo.
Película canadiense, que compitió en la sección oficial de Sitges, que se suma a la nueva ola de cine ochentero para hablar de quinceañeros que creen que en su barrio vive un asesino en serie.
Interesantísima sinopsis que transcribo: “Jacek gasta pintas de rebelde y escucha a Metallica en un pueblo polaco de misa diaria, gris como un dolor de postguerra y en pleno milagro arquitectónico: construir un Cristo a escala del Corcovado de Brasil. Y en esas están cuando Jacek, trabajándole la cabeza al Jesucristo, cae dentro de ella y se destroza la cara. Ahora hay que rehacérsela, si bien los médicos confían más en la voluntad de Dios que en el bisturí, y Dios parece que el día de la operación está de broma”. Gran Premio del Jurado en Berlín y Premio del Jurado Joven en Gijón, se merece una oportunidad si —esperemos— las salas de cine también se la han dado.
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