Cuatro de las cinco películas, proyectadas ya en la sección oficial, han sido dirigidas por mujeres. Y lejos de buscar polémicas abanderadas y sin argumentos, he de decir que la más floja de todas —nunca la más mala y siempre para el que suscribe— es Denmark, del cineasta danés Kasper Rune Larsen. Una cinta de costumbrismo skater donde la verborrea excesiva de sus personajes no cesa en su empeño de rodear el conflicto. Norge es el típico holgazán que solo suelta su monopatín para tener las manos libres y poder abrirse una cerveza o liarse un porro. Él y su colega Myre hablan del clima, de rap, de chicas y de cine. Y aunque, según la sinopsis, “todo cambia cuando aparece Josephine, de 16 años, asegurando estar embarazada de Norge”, el filme se mantiene constante en su demostración, y nada cambia; con la salvedad de una pequeña vacilación del protagonista que, quizá, se haya enamorado por primera vez en su corta vida.
Vakuum, dirigida por Christine Repond, es una coproducción suizo-alemana que fue la primera proyección del festival. Una película valiente y detallista narrada con una íntegra eficacia que, a diferencia de Denmark, se asienta sobre una planificación constante y cada secuencia posee una intención discursiva y formal. Meredith y André son una pareja ejemplar con 35 años de matrimonio que celebrar. Sin embargo, aquí sí, “todo cambia” cuando a Meredith le comunican que es portadora del virus VIH y André es el único que podría haberla contagiado. Barbara Auer está estupenda y controlada en cada línea de texto, en cada desnudo y en cada mirada, y el conjunto final es atrayente gracias a ese gran dominio del pulso narrativo de la directora. La Luna de Valencia se asoma por el frío paisaje suizo.
L’Animale, de Katharina Mueckstein, continuaba con los universos ocultos y los peligrosos disimulos de sus personajes. Mati y sus moteros amigos son los malotes del pueblo. Sebastian, el líder de la pandilla, se enamora de ella; pero Mati manifiesta nuevas tendencias y empieza a quedar con Carla. Por si era poco un trance argumental, un secreto se interpone entre los padres de Mati. A pesar de que todo lo que esconden los personajes queda explicitado para el espectador y las metáforas (pájaros muertos, casas por construir y cuevas) dejan poco a la interpretación, L’Animale es una obra muy digna, de buen ritmo y con ciertos instantes a positivar. Además, ese homenaje sin disimulo a lo Magnolia (Paul Thomas Anderson), con el gran Franco Battiato justificando el título, ha sido un gran tanto.
The Swan y Restos de viento fueron dos películas con la infancia en primer plano y el complejo mundo de los adultos envolviendo situaciones. En la primera, una niña de nueve años es enviada a una granja del norte islandés para corregir su conducta. Allí aprenderá a observar la opacidad de los mayores desde un lugar donde nunca se hace de noche. Mucha poesía, no siempre bien llevada; basada en una novela de éxito en su país. La directora mexicana Jimena Montemayor nos plasma su propia versión, mejorada eso sí, de Un monstruo viene a verme, describiendo cómo una mujer y sus dos hijos se enfrentan a la ausencia del padre. El alcoholismo, la desidia y un plato vacío en la mesa se ven de forma diferente dependiendo del personaje que se seleccione para entrar en escena. Restos de viento cierra este primer quinteto de películas de la sección oficial con una historia de reconstrucción familiar, muy bien fotografiada y con una extraña criatura que divaga. Buena película.
Nada. Hablamos cuando termine la oficial. Os dejo con Battiato.
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