Los giros de guión en los filmes de M. Night Shymalan son marca de la casa. Remates finales tan poderosos e inesperados que, una vez vistos, impiden que el segundo visionado sea igual de sugestivo. En mi caso, nunca he repetido una película del director indio. Los guiones de El sexto sentido, Señales o El Bosque me resultaron ejemplares para un género que Shymalan trabaja con maestría. Sin embargo, mi interés menguó en sus siguientes obras. En Múltiple parece ser que vuelve al origen; con una gran salvedad: aunque tenemos otra vez un final sorpresivo (con guiño añadido a los fans del cineasta), la película funcionaría perfectamente sin él. Tres personajes bien detallados desenredan la maraña narrativa para que no resulte tan complejo el tema –ya tratado en el cine– del trastorno de identidad disociativo o síndrome de personalidad múltiple. Una sensacional secuencia inicial y un final shymalanista, con un buen desarrollo, donde un psicópata con 23 personalidades tiene secuestradas a tres mujeres, convierten a Múltiple en una película apreciable. ¿La volveré a ver? Supongo que no.
MÚLTIPLE

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