(THE ROAD MOVIE) Terrence Malick era un volcán, un río que fluye lentamente, un bebé que nace desenfocado, un diálogo susurrado, un soldado existencialista y panteísta, un nimbo implacable que no trae nada bueno y un desierto lleno de vida interior. Terrence Malick era también filosofía summa cum laude, grandes y extensas historias, diálogos rotundos y un fotógrafo insuperable. Para mí, Malick era tan difícil de desentrañar como fascinante. No soy muy fan de ver como una hoja tarda diecisiete minutos en llegar desde una rama mecida por el viento hasta el suelo y quizá por eso El árbol de la vida me atrapó lo mismo que me irritó. Pero, si quieres conocer el porqué de toda su idiosincrasia y el preludio de su poco prolífica (hasta ahora) obra, debes ver Malas tierras: una película redonda rodada en 1973.
Realidad: Corría el año 1958 en Nebraska, cuando Charles Starkweater conoció a Caril Ann Fugate y decidieron enamorarse para salir de la monotonía. Su diferencia de edad, pues 14 años tiene mi amor, fue un impedimento para la familia de Caril. Y ¿cómo se arregla eso? Pues matando a su padre, a su madre y a su hermana de dos años, largándose del pueblo y convirtiéndose en unas auténticas leyendas del crimen y en la fuente de películas como Asesinos Natos y Malas tierras.
Película: Corría el año 1959 en Dakota del sur, cuando Kit Carruters conoció a Holly y decidieron enamorarse para salir de la monotonía. Su diferencia de edad, pues 15 años tiene mi amor, fue un impedimento para el progenitor de Holly. Y ¿cómo se arregla eso? Pues matando a su padre, largándose del pueblo y convirtiéndose en unas auténticas leyendas del crimen. Y así empieza la que, hasta la fecha, es para mí la mejor road movie de fugitivos que he visto.
Los protagonistas son Martin Sheen, que gano, al igual que la película, la concha de oro en San Sebastián, y Sissy Spacek, la tímida adolescente que la liaba parda en Carrie. Martin Sheen está tremendo en su rol de vaquero rebelde que busca su lugar en el mundo y que se maneja con unas formas que recuerdan a James Dean, algo que reiteran y citan varias veces en el film; no obstante el auténtico asesino estaba obsesionado con el malogrado actor. La banda sonora de George Tipton es otro de los aciertos y además se complementa con melodías (no originales) de, entre otros, Nat King Cole, Eric Satie y una impresionante composición de Carl Orff que serviría años más tarde para que Hans Zimmer se basara en ella (por no decir algo más ilegal) a la hora de componer la banda sonora de Amor a quemarropa.
Malas Tierras es una obra absorbente repleta de la poesía visual característica de su director, productor y guionista. La naturaleza de los personajes y la naturaleza del paisaje se unen para conseguir un todo; a destacar la imagen de James Dean; perdón, de Martin Sheen contemplando el paisaje con la escopeta sobre sus hombros y buscando un espacio al que acogerse. La relación de los jóvenes fugitivos es de diálogo escaso pero directo y con una magnética complicidad. Desde las primeras palabras que intercambian el día que se conocen queda definido perfectamente el vínculo y como van a ser el resto de diálogos. Las secuencias de violencia no están sujetas a los clichés y demuestran una contundente y libre forma de narrar.
Así que, os guste o no el cine de Terrence Malick, dadle una oportunidad a Malas Tierras. Y para finalizar os transcribo las primeras palabras en off de Sissy Spacek que sirven de presentación a la película. Es decir, no os cuento el final del film sino el principio: “Mi madre murió de pulmonía cuando yo tenía diez años. Mi padre, que había conservado el pastel de bodas en la nevera durante una década, después del funeral se lo dio al jardinero”.
2 Comments
¡Una gran recomendación que me adelantaste en primicia! Pese a ser una película muy visual, me quedo con algunas líneas de la voz en off de la Spaceck, pura literatura americana.
A positivar también la profesión del padre de Holly, rotulista!