Estar solo no es bueno. Estar en pareja no es bueno. Tener amantes es malo. Masturbarse es malo. ¿Entonces qué? Quizá lo mejor sea que una niebla cubra todo lo que tenemos alrededor y que se le dé autonomía al instinto más animal. Así, a lo Boris Vian. El amor es ciego, apuntaba el autor francés; el griego Yorgos Lanthimos, sin embargo, nos dice Langosta. Evidente queda, desde el epígrafe, que la descripción no va a ser lógica: ciencia ficción o la mente de un cineasta que no se acoge al neorrealismo, ni al realismo a secas. La idea de la película, según Lanthimos, nace de la observación y de “cómo las personas sienten la continua necesidad de tener una relación amorosa; de la forma en que la gente ve a quienes están solteros; del fracaso que supone el no conseguir estar con alguien; del miedo; y de todas las cosas que nos suceden cuando intentamos encontrar pareja”. Pero el director heleno no es Helen Fielding ni su Langosta tiene que ver con Bridget Jones. Él es más de obligar a los solteros a internarse en un hotel-prisión y darles 45 días para encontrar pareja. Si no lo logran se convertirán en un animal a su elección. ¿Cuál elige el protagonista? The Lobster no es una película fácil —de ver, de oír, de pensar, de escribir, de digerir—. Es de esa clase de obras que crean debate y no dejan impasibles; se leen críticas que hablan de maestría y críticas que prefieren incrustarla en la posmodernidad más hueca. A mí me resultó bastante interesante. No se me hizo, para nada, pesada y, además, aparece Léa Seydoux. Ahora, conocidos los detalles pero sin entrar en detalle, que cada uno elija su bando en la vida y, también, que vaya a ver Lobster separando sus miserias y sabiendo que a Yorgos Lanthimos no le van los guiones racionales. Yo le daría una oportunidad.
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¡Me encantó la peli! También pensé en Boris Vian cuando Collin se fuga al bosque, lástima que al final los solteros resultaron más secos que la mojama 😉