(BUENA MANDANGA) A pesar de cierta parálisis facial periférica por parte de un niño que ya no juega a la pelota sino a bajarse al moro. A pesar de que a algún crítico se le ocurrió citar a ‘The Wire’ —expectativas al canto— simplemente porque hay escuchas. A pesar de una subtrama amoroso-almibarada tan sobrante como el exceso de promoción de la televisión amiga. A pesar de todo eso, a Daniel Monzón El Niño le ha salido guapo, hiperactivo, de buenísima factura, real y muy entretenido. Dos horas (y piquito) que se pasan a ritmo de fueraborda.
El Niño y el Compi, dos amiguetes con poco que hacer y con ganas de pasta para conseguir llegar a algo más en la vida (como, por ejemplo, los dueños de un chiringuito), deciden probar suerte en el mundo del tráfico de estupefacientes; adrenalina y dinero rápido que convierten en prácticamente un juego. En paralelo, dos policías buscan joderle el negocio a algún gran capo del narcotráfico.
Tengo la impresión de que la diferencia entre las películas de acción hollywoodienses y las españolas (o europeas) está en la labor de documentación. En ocasiones, si no fuera porque conoces a los actores, pensarías que esa película nacional que estás viendo es un programa de Callejeros o de Comando actualidad. En mi opinión —nada contrastada debo admitir— el cine español (o europeo) se basa en la realidad y la realidad estadounidense se basa en el cine. En referencia a El Niño, tanto el realizador del film como su coguionista Jorge Guerricaechevarría se pasaron casi un año informándose sobre el terreno. De ahí la autenticidad de esas imágenes, prácticamente documentales, como son las colas de coches para entrar en Gibraltar o las de las colas de personas en las idas y venidas de Marruecos a España. Entrevistaron tanto a gomeros (los que pilotan las lanchas) como a policías con el fin de escribir un guión sobre el problema del narcotráfico en un punto estratégico situado entre tres países. ¡Gibraltar español! Simplificando, además de ver una película entretenida, he podido descubrir detalles desconocidos e interesantes: me enteré de que en Gibraltar está el único aeropuerto del mundo que cruza una carretera nacional, la cual debe cortarse al tráfico de coches para que aterricen los aviones; como si fuera el paso a nivel de un tren. Entre los vehículos que no saben si coger las rotondas por la izquierda o por la derecha y los aviones de pasajeros que se te cruzan, conducir por aquella zona bien podría merecerse una película, Fast & Furious XXVII podría estar bien. Aquí el documento gráfico:
El Niño es vigorosa (vaya frase más sugestiva). Una película, con nombre de fenómeno meteorológico y dirigida por un director con apellido de fenómeno meteorológico, que es un thriller bien estructurado y con mucha cadencia. No puedo negar que me esperaba un pelín más en cuanto a la definición de personajes, pero como cine de género y ritmo es una buena película. Se echaron de menos películas así en época estival.
En cuanto a los actores que hacen de polis, poco decir de los Tossar, los Fernández o los López. En cuanto a los cacos, destacar a Jesús Carroza (7 vírgenes) que, como compadre del protagonista (Jesús Castro), está muy contundente y, además, susurra menos que éste y de vez en cuando hasta cambia de gesto. El Niño no sé si tendrá secuela, lo que seguro que tiene es muchas portadas en revistas para quinceañeras y entrevistas en el programa de Ana Rosa.
A positivar las secuencias de persecución entre el helicóptero que patrulla el Estrecho y la lancha que transporta la mandanga. Para mí, la mejor escena de acción-persecución que se ha rodado en el cine patrio.
No Comment