(CONTRA LUZ Y LA LEY) Impresionista, de contraluces abusivos y con Malick de fondo. Algo recargada en los monólogos, pero contundente en los diálogos directos. Al final acaba siendo una muy buena película con una resolución ejemplar. Y aparece por ahí Keith Carradine dando muestra de la dureza de la vieja guardia. En un lugar sin ley o, mejor dicho, Ain’t Them Bodies Saints (porque poco cuajó en las salas que apuestan por el doblaje), es una fuga hacia la boca del lobo con intenciones de reencuentro conyugal y descubrimiento filial. Un Bonnie & Clyde versión disléxica, de carácter lírico, que desnudado de florituras es mucho mejor película. Vamos, que la gratuidad de algunos planos se ven grata y sobradamente compensados por una historia de siempre contada como nunca.
Bob y Ruth son una joven y atractiva pareja extremadamente enamorada gracias a sus paseos por los márgenes de la ley. Es complicado caer en la monotonía cuando no hay suegros y se sustituyen las cenas con amigas por un atraquito a una gasolinera. Pero claro, el melodrama y el romanticismo más beligerante necesita de comparsas y policías con sombrero tejano impidiendo el apego. Tras bombo a su novia, Bob acaba en prisión y su amor se vuelve epistolar e insoportable. Y aunque le queda poquito para acabar su encierro, el enamorado delincuente decide escapar e ir a buscarla. “No te muevas cariño, iré a buscarte”. Pero no será tan fácil.
Los actores están contenidos para ayudar a la música, al paisaje y al sol de cara a reforzar sentimientos. Rooney Mara, que parece frágil hasta haciendo de Lisbeth Salander, me gusta cada día más. Casey Affleck, prejuicios familiares aparte, está algo más flojo. Los personajes que revuelan alrededor de la distanciada pareja están bastante bien definidos e interpretados. Eso sí, todos ellos hacen de la dualidad su forma de existencia. Entre lo que quieren y lo que deben hay un futuro incierto y balas que silban. Y he ahí una parte A positivar del film dirigido por David Lowery: dentro de tanto amor, la violencia es estética. Las escasas escenas de acción son cortas e intensas y de una efectiva contundencia. Película recomendable, aunque creo que poco accesible en pantalla grande. Tiempo de outsiders.
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