(PERFECCIONISMO) Cuando sales de El gran hotel Budapest te das cuenta de que todo está centrado. Pienso en la geometría, en el encuadre como arte, en lo que nos gusta subir las escaleras corriendo, en puertas que se cierran y en ventanas que se abren. Pienso en Wes Anderson y en ese añadido que le suma a sus películas para evitar el estatismo del que sólo ornamenta. Pienso en que, historias aparte, si algún día le encuentro un fallo, lo habrá hecho adrede. Pienso en lo bonito que es fugarse de la cárcel. Y, sobre todo, pienso que pueden tener razón los que dicen que su excesiva fuerza visual canibaliza el contenido. Pero no importa, porque lo canibaliza todo. Durante algo más de hora y media, también se come todo lo que exista en tu cabeza. Este verano me iré de vacaciones a la República de Zubrowka.
Porque en la República de Zubrowka está El gran hotel Budapest, donde hace años ocurrió una bonita historia de aventuras, protección y amistad entre Monsieur Gustave H., el legendario conserje, y Zero Moustafa, su lobby boy. Una maravillosa fábula de herencias, robos de obras de arte renacentista, revoluciones de hálitos totalitarios, amor, violencia y dulces artesanos. Voy a ir a Zubrowka porque hay unos paisajes de instantánea ideal, con los que fliparéis si me seguís en Instagram, y fantásticos albergues entre lo victoriano y lo colonial. La gente habla con una educación refinada y exquisita aunque su intención sea arrancarte el corazón y dárselo a su perro. Sí. Me iré a esa república tan real como desubicada. Cambiaré moneda y me escaparé. Ya me he apuntado a su academia para conocer la historia de ese interesante país: www.akademiezubrowka.com (Pinchad y flipad todos de él).
Wes Anderson practica el perfeccionismo. Esa creencia psicológica que consiste en entender que se puede y se debe alcanzar la perfección. En este caso, hablamos de una perfección subjetiva que sale de la cabeza de su creador, y estoy plenamente convencido de que se ha plasmado lo que él pretendía. La planificación extrema salta a la vista, el casting es tamizado (amistades y obligaciones de autor incluidas), la escuela de cine europeo está de fondo, y Stefan Zweig y Lubitsch y los hermanos Marx y mucho cine visto. Y delante de todo está Wes Anderson, un tío de Houston, Texas, que le ha hecho un estupendo homenaje a Europa.
En cuanto al elenco, que salta a la vista en el cartel, Ralph Fiennes sale de su encierro y se sale. Al igual que todos esos actores que espero que hayan ido a taquilla y no ha caché. Alineación de acompañamiento: Edward Norton, Jeff Goldblum, Willem Dafoe, Jude Law, F. Murray Abraham, Adrien Brody, Mathieu Amalric, Tilda Swinton, Harvey Keitel, Jason Schwartzman, Tom Wilkinson, Owen Wilson, Saoirse Ronan, Léa Seydoux y más.
A positivar que Wes Anderson le suma a su filmografía cada vez algo más; no sé exactamente lo que es. Sé que, en mi opinión, sigue creciendo; y eso que empezó muy alto. Y un negativo para todos aquellos que no se hayan dado cuenta de que dentro de la enumeración de actores, me había dejado a Bill Murray.
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Y a positivar también todo el cuidadísimo trabajo de diseño gráfico impregnado por toda la película.
Oye, que si te vas de vacaciones a la República de Zubrowka pues que me voy contigo si me dejas, así mano a mano, muñeca.